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Doctor en biología molecular aborda situación del virus ISA en Chile
Para el Dr. Cortez, de la Universidad de Santiago de Chile, existe una necesidad de control y seguimiento más activo por parte de las autoridades sobre las vacunas. A su juicio, el Sernapesca y el SAG deberían contar con laboratorios propios, debidamente equipados, con científicos de alto nivel que desarrollen innovación, y no seguir dependiendo exclusivamente de los servicios de evaluación de empresas privadas.
Publicado el 9 De Agosto Del 2017 Aqua
El Dr. Marcelo Cortez San Martín, quien es bioquímico por la Universidad de Santiago de Chile (USACh) y doctor en bioquímica y biología molecular por la Universidad de Santiago de Compostela (España), es uno de los científicos nacionales de mayor reconocimiento a la hora de hablar de enfermedades salmonicultoras, fundamentalmente del virus de la Anemia Infecciosa del Salmón (ISAv).
Es que sus trabajos sobre el patógeno que inició hace casi una década lo han llevado a ejecutar y liderar proyectos Fondecyt, FIA, Fondef, Corfo, INACh, Fulbright Fundation, y así exponer casi todos los años en congresos organizados por sociedades científicas norteamericanas, europeas y latinoamericanas, siendo muchas veces invitado como experto en virología molecular de ISAv.
Sin ir más lejos, la principal línea que actualmente está siguiendo es la aplicación de una tecnología desarrollada por su grupo de investigación para estudiar y controlar el virus ISA, denominada Genética Reversa.
En entrevista con AQUA, el Dr. Cortez se refiere a esta y otras materias que están concitando la atención de la industria del salmón de Chile.
Luego de la crisis del virus ISA, en el periodo 2007-2010, la autoridad comenzó a aplicar una serie de medidas cuyo objetivo es resguardar el estado sanitario de la industria nacional. A la luz de los resultados logrados a la fecha, con pocos centros positivos al año, ¿qué evaluación realiza de las medidas implementadas?
La crisis del virus ISA fue para la salmonicultura nacional un descalabro inesperado, obligando a todos los actores a refundarse. Una de las lecciones que salieron a la luz fue que teníamos una débil legislación y mala fiscalización, la cual intentaba regular la producción animal en especies hidrobiológicas. No obstante, esta carecía de la fuerza necesaria para controlar una industria con crecimiento tan acelerado. Las pérdidas económicas e impactos sociales fueron tan severos que propiciaron el rápido entendimiento entre los salmonicultores y las entidades de Gobierno involucradas.
Es así como los nuevos reglamentos y normativas fueron por todos aceptadas y se propició de buena manera la autorregulación, entendiendo que los malos manejos, la falta de políticas de control y la presencia de una cepa altamente virulenta facilitaron la rápida propagación del virus a nivel nacional.
Desde mi punto de vista y considerando la rápida recuperación del sector, para el control del virus ISA las medidas fueron acertadas, es tanto así que desde hace varios años los brotes del virus ISA en su variante virulenta (HPRΔ) son esporádicos. Pero, no podemos olvidar que todavía existe ISAv en nuestro territorio, en su variante avirulenta (HPR0), con una prevalencia no despreciable, lo que se mantiene como un riesgo inminente dada la evidencia científica que propone el origen de los ISAv HPRΔ desde cepas HPR0.
Eso sí, no descarto que en un futuro ocurra la re-emergencia de un virus ISA capaz de causar altas mortalidades o bien propagarse rápidamente por el territorio; es algo que habitualmente hacen los Orthomyxovirus, como lo es ISAv e Influenzavirus. Aquí cabe recordar que este último ha presentado más de una pandemia en la historia.
¿Cuál considera que ha sido la medida más relevante?
Todas las medidas, en su conjunto, han sido la clave para controlar nuevos brotes de ISAv y si me apuras, pensaría que la creación de macrozonas y el distanciamiento estricto entre centros, es la base; no obstante, sin el resto de las medidas, las barreras o cortafuegos no hubieran funcionado. Sin embargo, hay una medida que para mí requiere de una profunda revisión, y es en referencia a la vacunación de los peces.
En mi opinión, existe una necesidad de control y seguimiento más activo por parte de las autoridades de las vacunas registradas contra ISAv, e incluso lo hago más extensivo: a las vacunas para salmónidos en general.
¿Cómo se puede avanzar en ese punto?
En la resolución N°1577 del Ministerio de Economía, donde se establece el programa PSEVC-ISA, se estipula en el numeral 10.9 que las vacunaciones son obligatorias y que el fabricante debe demostrar la eficacia con un protocolo que el Sernapesca (Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura) establezca. ¡Esto es todo!
Ahora, si buscamos cómo se demuestra la eficacia debo cambiarme de ministerio (al de Agricultura) y buscar en los archivos del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) la “Guía para el registro provisorio de productos inmunológicos para uso en salmónidos y su renovación”, que fue actualizada recién en febrero de este año. Pero, al revisar el documento, definitivamente no está el protocolo.
En nuestra experiencia, estas resoluciones y guías son muy generales. Este tipo de asuntos debieran ser abordados con estudios detallados, con diseños consensuados y con resultados de libre acceso y considerando toda la evidencia científica.
Como consecuencia de lo anterior, cada fabricante presenta sus propios estudios, pero ¿cómo corroboran las autoridades la eficacia de las decenas de vacunas en el mercado? La respuesta hoy en día pasa por subcontratar los servicios de evaluación a empresas externas.
A mi juicio, el Sernapesca y el SAG deberían contar con sus propios laboratorios, debidamente equipados, con científicos de alto nivel, que hagan innovación. En su defecto, por la experiencia alcanzada desde la Universidad de Santiago, propongo que logremos crear alianzas de trabajo para que los que estamos en universidades públicas aportemos con excelencia e innovación en pos de mejorar la productividad de lo que es nuestra industria acuícola.
¿Es articular la actividad bajo un mismo ministerio la solución?
Indudablemente realizaría mejoras en el aparato público, en primer lugar, unificaría todo a un solo órgano regulador y fiscalizador enfocado en la acuicultura y, en segundo lugar, le daría recursos, obviamente que ambos cambios de forma concomitante. Por ejemplo, en mi experiencia, tratando de proponer soluciones a problemas coyunturales a la salmonicultura, en varias oportunidades he propuesto nuevas ideas de métodos para el control de patógenos en salmones, todas basadas en la biotecnología de punta que tenemos en nuestra universidad.
Ello ha significado en más de una oportunidad tener que transitar de manera errante entre el SAG, Sernapesca y Subpesca (Subsecretaría de Pesca y Acuicultura) para encontrar respuestas a las solicitudes de autorización para innovar.
En resumen, la acuicultura sí debería estar bajo la regulación o control directo de un solo ministerio y por lo tanto de un solo organismo.
Parte del mayor control sobre el virus ISA se debe al trabajo realizado por diversos grupos científicos en Chile y el mundo. ¿Qué nuevos conocimientos se han logrado sobre este patógeno?
En efecto y tal como es nuestra visión como universidad pública, la ciencia es el pilar fundamental para solucionar problemas productivos y lograr el desarrollo del país. Gracias al conocimiento científico hoy se puede diagnosticar rápidamente el virus y sabemos que fue importado desde Europa, pero todavía nos falta entender su evolución, conocer al detalle cuál es su estrategia y biología como patógeno.
De la respuesta inmune del salmón se sabe un poco más, pero todavía el conocimiento es insuficiente. Si se revisa la literatura, vemos algunas publicaciones donde muestran vacunas o tratamientos convencionales y otras vacunas muy novedosas. Sin embargo, de esas solo una es comercializada en Chile como vacuna oral, el resto solo ha quedado como artículo científico y/o solicitud de patente, sin la transferencia necesaria.
En ese sentido, a Chile le falta jugársela por vacunas con tecnología de punta para salmones. La guía de registro, por ejemplo, aunque contempla tecnología de DNA recombinante, todavía está lejos de ser un documento detallado que permita el registro de productos innovadores. Casi el 100% de los registros de vacunas contra ISAv autorizados por el SAG son de virus inactivados (virinas) y si ahondamos, probablemente con la cepa que cada empresa logró aislar desde muestras obtenidas entre 2007 y 2009, o sea con virus de casi diez años mezclados con adjuvante oleoso para la emulsión, y lo que se ha visto es que su desempeño en terreno no es el esperado.
Cabe manifestar que aunque Chile tiene grupos de investigación en las principales universidades realizando avances con el virus ISA -es más, Chile tiene un laboratorio de referencia internacional para ISAv-, la mayoría de los artículos científicos provienen de centros y universidades extranjeras.
En esa línea, desde mi punto de vista, Chile debería ser líder en el estudio de patógenos de salmónidos, pero la investigación que genera conocimientos todavía es incipiente.
En relación con lo anterior, ¿cuál ha sido el aporte efectuado por los investigadores de la Universidad de Santiago? ¿Qué líneas de investigación seguirán hacia futuro?
El aporte entregado a la comunidad científica y a la sociedad por todos los investigadores que estamos enfocados en desarrollar la ciencia en torno a la acuicultura ha sido importante. Hoy en día se reconoce a la Universidad de Santiago como protagonista y líder de los avances en virología, control de patógenos, inmunología y genómica. La productividad de todos los grupos ha sido alta, todos con publicaciones, patentes y proyectos financiados externamente.
En lo personal, debido a la investigación iniciada hace nueve años en virus ISA, he tenido la oportunidad de ejecutar y liderar proyectos Fondecyt (Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico), FIA (Fundación para la Innovación Agraria), Fondef (Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico), Corfo (Corporación de Fomento de la Producción), INACh (Instituto Antártico Chileno), Fulbright Fundation y así exponer los avances casi todos los años en congresos organizados por sociedades científicas norteamericanas, europeas y latinoamericanas, siendo muchas veces invitado como experto en virología molecular de ISAv.
La principal línea de investigación que estoy siguiendo con el virus ISA, es la aplicación de una tecnología desarrollada por mi grupo de investigación para estudiar y controlar el virus ISA, denominada Genética Reversa.
Somos los primeros y únicos en el mundo que logramos tener un sistema exitoso para modificar el virus ISA. Este desarrollo altamente innovador es el punto de partida para entender qué segmento del genoma del virus le da el carácter de virulento, todo enmarcado en un Fondecyt regular (#1161006) que dirijo.
Como punto adicional, gracias a esta tecnología estamos preparando propuestas con empresas nacionales e internacionales interesadas en desarrollar vacunas actualizadas contra ISAv, las cuales incorporen la cepa de ISAv HPR0 y las variantes mas prevalentes en Chile, vacunas atenuadas y vacunas vectorizadas usando al virus como herramienta biotecnológica que permita inmunizar por baño a peces para lograr la protección, por ejemplo contra IPN o bien contra cualquier otro patógeno. La idea principal con esto es empujar el desarrollo de vacunas de peces usando biotecnología de punta y desarrollada 100% en Chile.
En 2010, la autoridad potenció la producción de ovas de salmónidos desde reproductores que tuvieron todo su ciclo productivo en tierra. ¿Qué opina de esta medida? ¿Considera que fue sobredimensionada?
Hoy en día los avances tecnológicos para la producción de salmón están disponibles, uno de estos es la tecnificación de sistema de recirculación en tierra, la cual permite mantener a los reproductores en tierra salvaguardando su estado sanitario al máximo. En mi opinión, esta medida fue acertada.
Recuerdo la primera vez que vi los datos de producción nacional de ovas, información que me desconcertó, ya que tardamos mucho en producir nuestras propias ovas y lamentablemente estas no daban abasto para la demanda interna teniendo que importar gran cantidad desde Noruega.
¿Cuál fue la consecuencia? La llegada de patógenos y la emergencia de enfermedades, como fue precisamente la Anemia Infecciosa del Salmón (ISA).
Recuerdo que en un artículo publicado en 2012 sugerí que existía una relación entre la llegada del virus HPR0 y su elevada prevalencia, con el cambio de proveedor de ovas importadas.
Ahora bien, en vista de los excelentes programas de selección genética y la trazabilidad que tenemos hoy en día de las familias de reproductores, se debería invertir en lograr las capacidades para autoabastecernos de ovas, minimizando así el riesgo de entrada de nuevas enfermedades y la emergencia de virus no declarados en Chile.
Actualmente, las autoridades están discutiendo la distancia mínima que debería existir entre centros de reproductores en mar. De hecho, se está analizando que sea de 2,5 millas náuticas con otros centros de reproductores y de 7 millas náuticas con otros tipos de centros de cultivo y/o acopio. ¿Qué opina sobre esta discusión? ¿Es suficiente las distancias para evitar potenciales contagios de virus ISA entre los centros? ¿Qué pasa con otros patógenos como el SRS?
Esta es una discusión que se está dando estos días, no obstante no es nueva, en los años 2010 y 2011 se reunieron comités de expertos convocados por el Gobierno, cuyas conclusiones fueron aumentar las distancias entre centros a más de 7 km y a 3 millas, respectivamente.
Desde mi óptica, esta discusión debe realizarse aunque los brotes de ISA estén controlados. Es que tenemos dos grandes flancos abiertos con el control de patógenos, por un lado tenemos a Piscirickettsia salmonis (SRS) con sus altas mortalidades acumuladas y el consecuente excesivo uso de antibióticos y, por otro, tenemos al cáligus (piojo de mar) con pérdidas enormes debido a los tratamientos que consta de repetidos baños con sustancias químicas y tratamientos dañinos para el pez y el medio ambiente.
Con respecto a ISAv, la evidencia indica que las distancias actuales entre centros son suficientes, sobre todo porque los centros están obligados a tomar muestras periódicas para detectar los primeros indicios de brote, lo que evita que un centro disperse altas cargas virales al agua. Sin embargo, considerando que tenemos dos patógenos causando grandes pérdidas productivas, sí amerita revisar las distancias y tomar medidas que faciliten el control de estos patógenos. Pero, sobre la discusión he observado que existen posiciones contrarias a aumentar las distancias, argumentando un desmedro en el número de centros de reproductores debido al estrecho margen de distancia que tienen en los espacios concesionados.
A mi juicio, las autoridades deben sopesar las consecuencias en los casos que se deba disminuir el número de centros de reproductores en el mar. De ocurrir esto, puede que la consecuencia sea recurrir a la mayor importación de ovas, lo que como ya comenté puede aumentar el riesgo de importar nuevos patógenos o variantes más virulentas.
En consecuencia, las medidas que se tomen deben analizarse en todas sus variables, puesto que hay mucho en juego. La crisis del virus ISA tuvo consecuencias económicas y sociales sin precedentes, no podemos permitir que algo así ocurra nuevamente.