“Es en las universidades estatales en donde se puede dar una discusión abierta, productiva y sin prejuicios acerca de la ciencia”

Conversamos con el Dr. Ramón Latorre (Premio Nacional de Ciencias Naturales 2002, Director del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso) en los días previos a la celebración del décimo noveno aniversario de la Facultad, antes de realizar su conferencia “De peces eléctricos, jibias en Valparaíso y el cerebro, ese hueso duro de roer" ante la comunidad de científicos, estudiantes y funcionarios de la Facultad de Química y Biología.

- Hablando del rol de la ciencia en la sociedad, ¿cree usted que es considerada como un bien social?

Desde el punto de vista y desde muchos aspectos la ciencia ha mejorado la calidad de vida de los seres humano. La ciencia es un bien social, solo hay que considerar en cuantos morían de tuberculosis, sífilis, viruela y poliomielitis hace menos de dos siglos atrás para darse cuenta de ello.

- Ante ello, ¿cuál cree usted que es la labor que debe cumplir un científico en Chile?

La única labor que debe cumplir un científico en Chile o en cualquier otro país es hacer buena ciencia. Es a través de esa ciencia de excelencia que se proyectará a sus estudiantes y dejará su legado así como lo hizo el Abate Molina, Ignacio Domeyko, Joaquín Luco y tantos otros.

- ¿Cree usted que la apropiación social de la ciencia debe ser siempre el fin del trabajo científico? ¿Por qué?

Si el sentido de la pregunta es que por “apropiación social” entendemos el goce estético que le produce a la gente la obra bien ejecutada como el que produce una bella novela o un excelente cuadro, no tengo duda que ese debe ser el fin del trabajo científico. Me explico: hay tanta belleza en el álgebra de Galois como en el descubrimiento de la penicilina por Fleming. Ambos avances científicos son un bien social. Quizá viene al caso una respuesta que dio el Premio Nobel Christian De Duve enfrentado a la pregunta que le hace un periodista de la revista Nature: ¿Cómo se puede convencer al público de la importancia de la investigación básica que no tiene aplicaciones en el futuro más inmediato? La respuesta fue “Usando una lógica muy simple: una aplicación implica un descubrimiento y el descubrimiento requiere de investigación y la investigación, por su propia naturaleza, es explorar lo desconocido y cuando se trata de una exploración no es posible predecir a priori cuán útil o provechoso será lo que encontremos”.

- Desde su perspectiva, ¿cómo es posible “mover” el conocimiento desde la academia a la ciudadanía? En el fondo, ¿cuál cree usted que es la manera más efectiva?

Te respondo esta pregunta con un ejemplo. Nuestro Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso está formado por un conjunto de científicos que tratan de entender el sistema nervioso desde diferentes puntos de vista. Desde lo más molecular hasta lo más complejo, como lo son las redes neuronales. Bueno, un día nos pusimos a pensar: los sueños son producidos por la química del cerebro, pero también los poetas sueñan y los psicólogos los analizan. ¿Porqué no poner a neurobiólogos, poetas y psicólogos a conversar? Y así nacieron las Tertulias Porteñas en las que de una manera cercana al ciudadano se ha tratado la conciencia, el dolor y ahora vamos por la memoria con la asistencia de un público que va desde dueñas de casas a intelectuales.

- ¿Cuál fue su primer trabajo o estudio relacionado con los canales iónicos y qué fue lo que le apasionó e hizo dedicarse a este tema?

Mi primer trabajo relacionado con los canales de iones tuvo que ver con descifrar (así como Champollion) el lenguaje eléctrico que hablaban estas máquinas moleculares.

- ¿Existe la vocación científica? Si es así, ¿cuáles cree usted que deben ser parte de las características que debe tener un científico?

A la primera pregunta tengo que responder que no sé y la respuesta a la segunda es pasión, pasión y más pasión (así como un amor intelectual como decía Einstein) por el objeto que se estudia.

-¿Cuál cree usted que debe ser el rol que tienen los investigadores jóvenes en la generación de conocimiento y la creación de políticas públicas en el área? ¿Qué compromisos cree usted que deben asumir en pos del desarrollo de la ciencia y la tecnología del país?

Por ahí un Director del Instituto Weitzmann decía que un científico joven siempre tiene la razón y que mientras más joven más razón tiene. Esos son los que nuestra sociedad debe cuidar y darle lo que necesiten para realizar la mejor ciencia posible.

- ¿Qué opinión le merece la aspiración de institucionalizar la ciencia a través de un Ministerio? Y dentro de su diagnóstico, ¿qué déficit cree usted que se ha generado en el desarrollo científico y tecnológico del país con las políticas vigentes que existen en el país?

Esto necesitaría ser comentado en un espacio muchísimo más grande del que disponemos aquí.

- A su juicio, ¿cuál cree que es el rol que deben tener en la discusión científica del país las universidades del Estado como la Universidad de Santiago?

Es en las Universidades estatales en donde se puede dar una discusión abierta, productiva y sin prejuicios acerca de la ciencia y a dónde y cómo debe orientarse. Vea lo que nos dice Don Andrés Bello.  Pero, fomentando las aplicaciones prácticas, estoy muy distante de creer que la universidad adopte por su divisa el mezquino cui bono (quién se beneficia) y que no aprecie en su justo valor el conocimiento de la naturaleza en todos sus variados departamentos. Lo primero, porque, para guiar acertadamente la práctica, es necesario que el entendimiento se eleve a los puntos culminantes de la ciencia, a la apreciación de sus fórmulas generales. La universidad no confundirá, sin duda, las aplicaciones prácticas con las manipulaciones en un empirismo ciego. Y lo segundo, porque, como dije antes, el cultivo de la inteligencia contemplativa de descorrer el velo a los arcanos del universo físico y moral, es en sí mismo un resultado positivo y de la mayor importancia.

- ¿Cuál debe ser el fin de la ciencia?

La misma que la de cualquier actividad creativa: el bienestar humano.